Dr. Juan González narra los momentos que vivió al ser atropellado aparatosamente.»
CAROLINA – “En un segundo, pasé de ser doctor a ser paciente”. Así inicia su relato, el reconocido emergenciólogo boricua y director del Departamento de Medicina Emergencia del Hospital UPR Federico Trilla en Carolina, Dr. Juan González.
“Eran las dos de la tarde aproximadamente, cuando decidí cruzar la avenida, para buscar almuerzo. Cuando me encontraba de regreso al hospital, crucé la avenida un poco antes de la luz, me percato de que había varios carros estacionados, cuando de repente… ¡Bum!, un carro me atropelló. Me impactó el lado izquierdo del hombro y el muslo”, narra con pasmosa tranquilidad el doctor González, también catedrático de la Escuela de Medicina del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico.
Del impacto cayó sobre el cristal del auto, donde permaneció inconsciente por un periodo breve. Al recuperar la consciencia, se levantó y con la ayuda de un buen samaritano cruzó la avenida. Al subir las escaleras del frente del hospital, un grupo de facultad y residentes avanzó hacia él; lo cargaron y entraron inmediatamente a la sala de emergencias.
“Cuando entré al hospital mis compañeros de trabajo me miraron impresionados por lo mucho que sangraba, la presión la tenía baja por lo que me transfundieron sangre para estabilizarme y subirme a sala de operaciones”, contó.
“Mis compañeros de facultad y nuestros residentes de Medicina de Emergencia y Cirugía me salvaron la vida, si hubiera llegado a alguna sala de emergencia donde no hubiera especialistas en medicina de emergencia no estaría vivo. Por eso la importancia de tener médicos con la especialidad en todas las salas de emergencia del país. Fui dado de alta tres días después del accidente y salí caminando por la misma puerta que entré a trabajar el día de mi accidente; la entrada principal de la sala de emergencias”, explicó el Dr. González, quien días después del accidente ya se paseaba por los pasillos del hospital, vestido con su bata blanca y ofreciendo su ayuda a los pacientes.
“Estoy vivo gracias a la intervención de la facultad y de nuestros residentes. Los mismos tuyos, te pueden salvar la vida”, concluyó.